domingo, 12 de junio de 2016

La metáfora del árbol

¿Nunca os habéis parado a pensar en la vida de ese árbol que hay en frente de vuestra casa?
Un ser vivo.
El cual aguanta anclado al suelo durante toda su existencia con las mismas raíces.
Él, ha sufrido la gran ofensa de ser despojado de sus hojas al llegar el otoño, después de que se tornasen amarillentas o rojizas, y no ha tenido otro remedio que aguantar el duro invierno desnudo mientras los pequeños cristales de la nieve (que no tenía otro pretexto que arroparlo al verlo tan frágil) se clavaban en cada centímetro de vulnerabilidad  que envolvía su cuerpo.
Ese árbol no es solo tronco y corteza. Debajo de su piel se esconden arduas capas que hacen que sea difícil llegar a su corazón. Se divide en ramas, que denotan los ínfimos rasgos de su personalidad.
Llega la primavera, y sorprendentemente, magia.
Nuevas hojas parecen nacer de él, y de ellas, flores con pétalos de colores vivos y olores anodinos.
Conforme avanza la estación, más hermoso se torna su nuevo vestido.
Ese árbol, que sirve a muchos de cobijo.
Y las flores, con tiempo, se convierten en frutos.
Que son fruto del invierno, las heridas de la nieve , y el recuerdo del abandono que le regalaron sus hojas en otoño.
Las abejas se acercan a su néctar, mientras él aguanta con asombrosa paciencia las tormentas y sus rayos, y sus vendavales.
Qué maravillosa la naturaleza. Máquina perfecta.
Todos los años la misma operación y sin ningún error.

Los humanos, otro gran éxito de la evolución.
Se sienten inútiles y tristes cuando las personas que los han acompañado hasta ese punto se alejan. Como si nunca llegara el otoño, como si no pudiesen aguantar un invierno tóxico, con cuerdas que ayudan más cuando se sueltan que cuando te intentan sostener.
Desnudos. Solos. 
Aguantan la intemperie rendidos sin saber que cualquier día llegará la primavera.
Y se cubrirá de pétalos su pelo. Y su errores y sus heridas darán jugosos frutos.


Después de este breve repaso sobre la valentía y el coraje de los árboles no he mencionado lo más importante, lo que a simple vista no se ve.
Ellos aguantan la marcha de personas, la soledad ante el mundo y los daños colaterales de su coraza permaneciendo siempre fuertes en el mismo punto.

Nunca te olvides de tus raíces.

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