lunes, 20 de noviembre de 2017

Nunca lo sueltes.

La persona en la que piensas cuando tu mundo se desmorona.
A la que agarrarías de la mano y no soltarías jamás, fueses donde fueses, siempre que tuvieses sus besos como brújula.
Esa en la que confías como nunca en nadie lo has hecho, sabiendo a ciencia cierta que jamás te fallará. Porque lo sabes, de verdad. Porque solo hace que demostrártelo a diario.
Esos ojos en los que navegarías cuando te miran y naufragarías si los ves llover.
Esos labios que al decir "te amo" electrifican tu cuerpo.
Esa mente de la que no puedes escapar porque te atrapó desde que decidiste adentrarte en ella-sabia decisión-.
La que te hizo creer en la magia.

(Tú).

Si alguna vez encuentras a ese 'tú', nunca lo sueltes.

viernes, 10 de febrero de 2017

Jaula

Érase una vez un pájaro
que quería volar
-todos le instaban a superar las nubes-
mientras lo encerraban
en jaulas sin ventanas
-le ponían música a su melodía-
y con las alas que le arrancaban
creaban esta pluma
usada para reclutar más pájaros
que sirvan a sus sinfonías.

jueves, 26 de enero de 2017

Del miedo y otras mierdas

Me he pasado mucho tiempo encerrada, en el sótano de mi mente, abrigada por la oscuridad de la venda de mis ojos y ante un reflejo insuficiente.
Horas perdidas, tiempo que las vagas ilusiones y hondas frustraciones han hundido, para siempre.

He sido víctima del qué dirán, del rechazo, de la decepción, de la soledad y del miedo a no encajar.
¿Y ahora qué? Esos momento no volverán, ya no podré  hacerme reír, sonreír, ni susurrarle a los demonios que se callen, y que me dejen vivir.

Vivir. Bonita palabra, más excelsos aún los significados de los que se la puede dotar.

He conocido a alguien, a alguien interesante.
Y merece la pena, y también que alguien divida por dos sus penas.
Se ha pasado demasiado tiempo estando, en vez de siendo, sin solución a sus problemas, y lo que es peor, sin ganas de resolverlos.
Hasta que un día estalló y entró en erupción. Explotó llevándose consigo todas sus barreras mentales, y dejando sin oxígeno a todos esos monstruos que desde un lugar recóndito le decían que no podía, o que hacía el ridículo, o que no era suficiente.

Lo eres, lo eres más de lo que crees.

Y ahora que cada día soy un poco más libre que ayer, más yo que nunca, y más mi amiga que de costumbre; me imploro: cambia, pero solo para mejorar y para superar, a esa que eras hace dos meses, dos semanas, o dos segundos. Sé tú, joder, con tus idas y venidas, tus virtudes y defectos. Pero sé. Nunca estés. Y menos por complacer.
Porque un alma solo puede liberarse de sus cadenas cuando se olvida del contexto y se deja llevar por su esencia.